Que
sí, que no es ningún bulo, que Sevilla tiene un color especial. Sus plazas, sus
calles, el sabor de su tradición, sus tapas acompañando una buena manzanilla,
sus caballos paseando al ocaso, el fulgor de la Torre del Oro, la hermosa
tracería de la Giralda, el sabor de la historia que atesora esta hermosísima
ciudad, la suntuosidad de su catedral, los
ayes flamencos que se oyen a través de las puertas entornadas... La
verdad es que sí, insistimos: Sevilla tiene un color especial.
Y
como tal vamos a visitarla durante estos días en los que 2012 se termina y
comienza 2013. Hemos planteado una visita en la que no nos va a faltar de nada,
y para ello vamos a salir esta madrugada porque queremos hacer un experimento,
a ver si nos sale. Ya que vamos a viajar utilizando nuestro automóvil queremos
convertirlo en pieza central de nuestras vacaciones, así que hemos buscado en itvsevilla.com las
estaciones ITV de la provincia y hemos elegido una que nos queda de camino para
pasarle la revisión a nuestra máquina.
Lo mejor de todo es que queremos comprobar si las enormes colas
que tenemos que soportar a la hora de hacer la ITV en la zona en la que vivimos
se repiten en otros puntos geográficos. Y por eso vamos a madrugar, para llegar
con buena hora a la estación que hemos marcado con un punto rojo y pasar la
revisión de los primeros. Queremos comprobar también si el color especial de
Sevilla se refleja en la pericia de los mecánicos. Y aunque sabemos que nuestro
coche está en perfecto estado porque le hemos practicado una preitv, nuestra
intención es demostrar hasta qué punto el buen hacer y la profesionalidad de
los trabajadores de esta zona de España se cumple. Estamos seguros de que vamos
a quedar muy contentos con la experiencia.
Y una vez que hayamos cumplido con el trámite y luzcamos la
pegatina en nuestra luna, vamos a dedicarnos a bebernos la cultura y el arte
sevillanos con intensidad. Dejaremos nuestra máquina en el parking del hotel
(ya sabéis, al volante ni una gota de alcohol) y recorreremos a pie o en taxi
las zonas más conocidas de la capital hispalense. Solamente así podremos
aprehender los rincones, los matices, las macetas que todavía conservan los
auténticos brotes verdes... Sólo así podremos beber buen vino y acompañarlo de
esas tapas con todo el sabor de lo auténtico y de lo genuino.
Lo dicho, ya lo tenemos todo preparado, solamente falta que llegue
la hora que hemos programado para la salida (que no os diremos para no
asustaros) y embarcarnos rumbo a una aventura que, esperamos, nos deparará
emociones auténticas y maravillosas. ¿Os apuntáis?